jueves, 21 de mayo de 2015

45 minutos

Le había costado su antiguo número, pero entendió inmediatamente que había valido la pena: admiró su tacto, su diseño innovador, el color, la rapidez del navegador. Que tuviera que recogerlo justo ese mismo día era una suerte. ¡Hoy!¡Precisamente hoy que tenía 45 maravillosos minutos libres!
Llegaron a la piscina y se sentó en el punto estratégico: exactamente entre la pared y la cámara de refrescos. El lugar idóneo para mirar sin ser visto y para aislarse del resto de padres. 
Así, mientras su niño se lanzaba al agua; él pudo zambullirse en el mundo virtual: correo-twitter-facebook-un blog-otro blog-un comentario-rápido-rápido-otro comentario-pinterest-google. 45 minutos para ponerse al día, para explorar, para volar. Su inmersión fue tan profunda que no oyó ni escuchó nada más. Sólo la alarma le sacó de su ensimismamiento para indicarle que debía volver al vestuario.
Cuando levantó la mirada, no vio a nadie al otro lado del cristal. La sala de espera también estaba desierta. Los padres se agrupaban justo en la entrada y le lanzaron miradas que no supo interpretar.
Sólo empezó a preocuparse al vislumbrar las batas blancas y los agentes uniformados.

-Usted es el padre que andábamos buscando…

jueves, 14 de mayo de 2015

Pequeños accidentes caseros

"Berna Wang reflejada en un Millares"
Foto: Francisco Javier Garín.
Museo Abstracto de Cuenca.
A Berna la sigo desde que su “Mirada oblicua” detenía mis salidas explosivas camino al trabajo. Afilaba (y afinaba) la oreja e intentaba recordar o garrapatear donde podía sus poemas, sus pensamientos, sus versos breves cercanos al haikú que me conmovían por su intensa expresividad y que después intentaba utilizar para enriquecer y engraciar (me temo que me invento esta palabra) mis artículos sobre la actualidad gris.Si bien su espacio en RNE terminó en el 2008, en el espacio han quedado los últimos post que se emitieron (“En el cielo de Madrid “sólo” se ve Júpiter) y que he enlazado junto a otros blogs que también escribía. Es diferente y profunda; sabe dar  la vuelta a la cotidianidad para saborearla desde otra perspectiva. Siempre sienta bien aunque, en esta ocasión, sepa a desamor.
Publica, Berna, ¡publica! Desde aquí se te echa MUCHO de menos.
(Yo también hablo con los objetos).

Me hice un tajo en un dedo cuando cocinaba.
Luego me despellejé otro dedo al abrir la botella.
Hoy me he raspado la pierna con el pico de la mesita.
Así que me he puesto seria:
he reunido en asamblea a todos los objetos de mi casa
y les he dicho que ya sé
que me muero de pena,
que tengo el corazón en carne viva.
Que ya sé
que no soy más que una herida que sangra tristeza,
que hasta respirar me duele porque él no me ama
como le amo yo;
en fin: que no hace ninguna falta, les he dicho,
que me lo recuerden también ellos

cada día


Berna Wang, Pequeños accidentes caseros
AdamaRamada ediciones, 2004



-Gracias a Emma Gunst por recordarme lo buena-buenísima que es