jueves, 16 de octubre de 2014

Elige encenderte


Me encuentro en la contra de La Vanguardia con una entrevista a Víctor Gómez Pin (filósofo) que expresa meridianamente lo que vengo pensando desde hace tiempo.  Reproduzco un fragmento a modo de diálogo, elimino el formato entrevista y que ajusta como molde a las palabras de José Hierro. Pin habla desde el presente; Hierro desde una distancia de cuarenta años.

 
 

 -No nos quejemos que, al menos, tenemos trabajo.

-Esa frase que se oye por doquier es espantosa.

-Ni patalear puedes.

-Que la dialéctica entre trabajo embrutecedor y pavor a perder ese vínculo esclavo se haya convertido en el problema esencial de la existencia es insoportable.

-Desolador.

-A la polaridad trabajo embrutecedor y ocio más embrutecedor todavía, yo opongo un trabajo en el cual fertilizas tu condición como ser humano, y la fiesta.

-Fiesta en lugar de ocio… interesante.

-Sí, porque no tiene nada que ver con el escapismo ni con el ocio embrutecedor.

-Es difícil que todos desempeñemos un trabajo que nos satisfaga.

-Hay que barrer las calles, de acuerdo, pero que haya una persona cuyo único destino sea barrer las calles doce horas y que tenga como complemento el mando de la tele para hacer zapping es una tristeza.

José Hierro. Cervantes, 1998.
El mando de la tele o ciclarse durante horas en un gimnasio, dialogando con una máquina. O salir de las aulas para emborracharse delante de un videojuego.
Es de una tristeza miserable comprobar que una gran parte de la humanidad no tiene derecho a nada más que a sobrevivir. Y aquí, desde 1974 entra como un sable José Hierro. El material potente de su apellido se aplica igualmente a sus palabras. De lo alienante, a la emoción gloriosa que precede a la fase creadora, a las puertas luminosas, a las criaturas, al Libro de las Alucinaciones:
“La poesía es para mí una cosa tan importante que no puedo menos de irritarme cuando compruebo en qué poco quedó aquello tan hermoso que concebí. Es la misma distancia que separa al fuego real de un fuego pintado. Reconozco que es una extraña  forma de orgullo ésta de creerme superior a lo que soy. La lectura masiva de mis poemas, y su comparación inconsciente con la emoción que fue su germen , me ha producido rubor. El mismo que sentimos, al día siguiente de una borrachera feliz e inconsciente, cuando nos recuerdan las ridiculeces que hicimos”.

Sin ternuras, que entre nosotros
sin ternuras nos entendemos.
Sin hablarnos, que las palabras
nos desaroman el secreto.
¡Tantas cosas nos hemos dicho
cuando no era posible vernos!
¡Tantas cosas vulgares, tantas

cosas prosaicas, tantos ecos
desvanecidos en los años,
en la oscura entraña del tiempo!
Son esas fábulas lejanas
en las que ahora no creemos.
(“Alegría”. 1947)

 Por favor, elige un verso a una pesa. Elige un poema al botón de encendido que, en realidad, te apaga. Elige encenderte. Elige retroceder para avanzar.

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viernes, 10 de octubre de 2014

La escritura sobre la escritura

Talese tiene 82 años.
Sin cuenta en Facebook ni Twitter, sigue escribiendo diariamente.
Me gustaría extenderme más en la figura de Gay Talese pero ahora sólo tengo tiempo de pasar al blog un pensamiento que he encontrado en su relato “Cuando tenía veinticinco”:
“¿Consejo para los escritores (jóvenes)? La única cualidad indispensable es la curiosidad, creo yo, y el ánimo para salir y aprender acerca del mundo (…).
En todas partes hay historias a la vista, al alcance. El otro consejo que me quedaría por ofrecer (repitiendo el que me dio mi propio padre) sería: No escribas nunca por dinero”.
Talese es uno de los fundadores del Nuevo Periodismo cuya figura, por supuesto, se ignora en las aulas universitarias de Comunicación.

El primer síntoma real de envejecimiento es la pérdida de la capacidad de sorprenderse.
-Retratos y encuentros. (Alfaguara, 2010)